El día 8-9-2018 el diario El País traía en sus páginas el artículo «La historia de España cabe en esta fosa: de los romanos a los brigadistas»
En el mismo se hace referencia a la excavación arqueológica de unos restos de la Guerra Civil superpuestos a otros mucho más antiguos. Es lo que podría ocurrir en la Sierra de Noez (1034m), concretamente en el observatorio de la Guerra Civil. Los vecinos conocemos que fue levantado por un pequeño contingente republicano sin apenas recursos, siendo utilizado durante poco tiempo en la contienda.
Cualquiera que lo visite in situ observará que es un punto demasiado grande como para ser construido en tan poco tiempo, además el volumen de escombro y la naturaleza del suelo hace casi imposible su construcción en ese periodo, demasiado trabajo para esas circunstancias. Tampoco cumple con su supuesto cometido, pues ni se pueden observar los enfrentamientos en Toledo capital, ni podemos vigilar el paso de Toledo a los Montes, pues la vista lo impide el mismo Pico de Noez y la sierra de Alpuébrega. Los republicanos lo utilizaron porque ya había restos de defensa más antiguos, y al darse cuenta de su inutilidad lo abandonaron enseguida, igualmente los dejaba indefensos por el flanco oeste.
Parte de la respuesta nos la da la toponimia del enclave, «los Castillejos», que hace referencia a un punto defensivo fortificado de antigüedad indeterminada. Los restos y escombros dispersos por la zona nos recuerdan a los de un «poblado» en altura de la Edad de Bronce, posiblemente un punto de vigilancia o religioso del vecino emplazamiento de Alpuébrega, a unos 2 kilómetros de distancia, al otro lado del Pico de Noez, perfectamente visible desde este.
A unos 20 metros tenemos los restos de las «Tres Hermanas», un afloramiento rocoso en forma de pieza dental, tenía tres salientes naturales de unos 4-5 metros de altura a modo de menhires que un rayo redujo a escombros a mediados del siglo XX. La leyenda cuenta que eran unas hermanas que se opusieron a la palabra de Dios, y este las convirtió en piedra. Nos recuerda el relato bíblico de la estatua de sal de la esposa de Lot, y es que, como en Sodoma y Gomorra, el relato puede encubrir la desaparición de un poblado pagano por no seguir las normas de la nueva religión triunfante, la cristiana.
Aún más curioso es una estructura de piedra situada a unos 150 metros, llamada por los lugareños «cocinilla del Manco», a modo de altar. Presenta unos supuestos escalones tallados en la roca, que junto con otras piedras, hacen de calza a una gran plancha de piedra situada a modo de tabla de mesa. A su izquierda, hacia donde tiene inclinación dicha tabla, encontramos canalizaciones de líquido, puede que naturales o remarcadas artificialmente. La colocación de las calzas de piedra son bastante llamativas, tanto por su tamaño, como por su situación en la estructura.
Comentado lo anterior, y sin hacernos ilusiones, podríamos estar ante un emplazamiento sacro de origen muy antiguo, por ahora mera hipótesis. Ojalá que futuras investigaciones nos saquen de dudas.
Autor: Antonio Martín Asperilla